Personajes simbólicos y personajes no humanos: consejos de Linda Seger y algunas notas
En su libro titulado Creating Unforgettable Characters, Linda Seger dedica todo un capítulo a los personajes que no corresponden a los géneros realistas por distintos motivos.
Para lograr mayor claridad al respecto, habría que considerar el referente de realismo del que estamos hablando. Seger, por su parte, relaciona el realismo con la capacidad multifacética del personaje: mientras más multidimensional sea, más humano se sentirá. Si bien, claro, todo personaje es artificio, podemos identificar que en una especie de continuo, los personajes ubicados en el extremo opuesto, es decir, los menos realistas, serían unidimensionales, cuya función es simbólica.
PERSONAJES SIMBÓLICOS
Tradicionalmente asociados con una cualidad o idea, son la personificación de ésta: pensemos en los dioses griegos o los dioses aztecas y cómo representaban la encarnación de la guerra, la sabiduría, la misericordia o la justicia. Es por esto que los personajes simbólicos más extremos fucionan muy bien en mitos, leyendas y en historias de superhéroes tradicionales.
Los personajes simbólicos que podemos considerar extremos, como Huitzilopochtli o Ares, cuyas asociaciones, símbolos, acciones y atributos se relacionan con la guerra, no tienen lugar para ambivalencias o contradicciones.
Sin embargo, hay personajes que están cerca de ese simbolismo unidimensional pero aún contemplan rasgos relativamente flexibles. Pensemos en los afroamericanos que juegan roles secundarios en la película Get Out (Huye) y que en la dinámica de esta historia representan a personas caucásicas privilegiadas que han invadido y tomado control de cuerpos afroamericanos.
Todo lo que se asocia con ese concepto es parte de su vestuario, su lenguaje, su complacencia y una evidente torpeza al relacionarse con el protagonista de la película, ya que son una pobre imitación de “lo afromericano” desde el punto de vista de la persona caucásica en su interior.
Es verdad que tienen un par de rasgos particulares: el hombre que pretende ser el jardinero de la casa y que corre con una intensidad frenética muestra la obsesión que tenía el hombre blanco que ocupó ese cuerpo y cómo es que añoraba tener el control de lo que él consideraba una musculatura superior. Por otro lado, la mujer que pretende ser el ama de llaves, llora como parte de un momento fugaz que demuestra a la habitante original de aquel cuerpo, tratando de resistir.
Debido a estos escasos destellos de individualidad, se trata de personajes simbólicos a los que Jordan Peele no añade más contradicciones: su función es comunicar una idea, el tema de su historia, que es una crítica al racismo oculto tras el exotismo y la falsa admiración. La apropiación cultural llevada al extremo de habitar un cuerpo ajeno, reafirmando que “el otro” lo merece menos o merece estar oprimido dentro de su propio físico, mientras una “mente blanca y superior” está a cargo: ahí reside su fuerza, el horror y el humor negro que enarnan (sobre todo en la primera parte de la escena con Lakeith Stanfield, cuando el personaje es incapaz de responder al saludo de manos del protagonista).
PERSONAJES NO HUMANOS
Animales, extraterrestres y monstruos han formado parte de nuestras historias desde la época de las cavernas.
La creación de estos personajes puede empezar enfatizando su lado humano. Considera, por ejemplo, ¿qué cualidades humanas relacionas con Chewbacca? ¿Con Godzilla? ¿Con King Kong? ¿Con los velociraptores de Jurassic Park? ¿Con el Xenomorfo de la saga Alien?
Crearles una personalidad, una identidad, puede hacerse a través de un proceso que va más allá de sus rasgos “no humanos” y estas son las recomendaciones de Linda Seger para lograrlo:
1. Seleccionar uno o dos atributos que definirán la identidad del personaje.
El personaje no humano tendrá atributos claros que no cambian, y que, si bien están basadas en cualidades humanas, no tendrán tanta variedad. Chewbacca siempre será leal, el Xenomorfo siempre priorizará la supervivencia de su especie reproduciéndose como un parásito.
Para identificar otro ejemplo, considera qué atributos definen al T-100 en la primera película de Terminator.
2. Enfatizar las asociaciones que la audiencia o los lectores aportarán al personaje para expandir esta identidad.
El personaje no realista se convierte en la personificación de ciertas características que por asociación le dan un cierto halo. La caracterización en apariencia y conducta, generará estas asociaciones: piensa en la apariencia de caparazón, la viscosidad, los dientes, la sangre ácida y la forma de reproducción (como un parásito que consume a quien hospeda a sus crías) en el Xenomorfo lo vuelven un extraterrestre único y lo asocian con temores humanos que proyectamos en él.
Otros elementos que se suman a nuestros temores más atávicos asociados a su reproducción a través del face grabber, tienen que ver con lo mucho que recuerda a los genitales femeninos y cómo nos asombra la forma en la que esta versión del extraterrestre ejerce una acción violenta, opresiva contra los varones de la película, que son fecundados contra su voluntad.
Pensemos en otras asociaciones en personajes no humanos, como las que hacemos al asignarle un nivel alto de inteligencia, el hábito de cazar en manada y la contención forzada que ha reprimido los instintos de los raptores en Jurassic Park. Elementos que además de crear tensión a lo largo de la primera parte de la película, prometen que una vez liberados se vuelvan un problema con el que será difícil lidiar. Su tamaño, más cercano al el humano, permite un acercamiento cara a cara, distinto del que implica el enfrentamiento con el T-Rex.
Las asociaciones que nosotros aportamos pueden pertenecer a rasgos humorísticos. En la saga de Star Wars, la apariencia delgada y un tanto rígida y el acento de C3PO invitan a asociarlo con un mayordomo arquetípico. Su desagrado por el polvo, su angustia ante las aventuras y retos físicos y sus constantes regaños a R2, amplían las asociaciones que lo vuelven un androide singular y memorable.
3. Crear un contexto fuerte para darle profundidad al personaje.
Chewbacca es definido por su contexto y su relación con Han Solo: además de ser su amigo, es su socio. Solo entiende su lenguaje y funciona como su traductor y ambos tienen conversaciones secretas que los demás no necesariamente comprenden. Es un habilidoso mecánico, lo que implica una paciencia que contrasta con su fuerza bruta. Cuando algo sucede a Solo, podemos anticipar las reacciones de Chewbacca gracias a este contexto, así como por la información que tenemos sobre su raza (los Wookiees) y sus rasgos rebeldes. Es igual que Solo: un solitario, uno de los últimos de su especie.
Linda Seger comenta que King Kong, en cambio, viene de los mares del sur, de un contexto primitivo, oscuro, misterioso y aterrador. Las asociaciones que hacemos con él incluyen ideas de viejos rituales paganos, sacrificios humanos y una oscura sexualidad. Su origen es incierto y en él podemos depositar nuestro miedo a lo desconocido.
La posibilidad de darle un contexto más amplio a un personaje no humano es también una estrategia para asignarle nuevas asociaciones cuando algún creador se ha propuesto darle un giro. Considera, por ejemplo, ¿en qué cambiaron las asociaciones y el contexto del T-100 para transformarlo en Terminator 2?
Lo primero fue asociarlo con elementos paternales como la protección que requería un adolescente vulnerable, pero también con la capacidad de ser programable y aprender o adaptarse. El joven John Connor le enseña lenguaje, lo vuelve “simpático” y entre ambos hay momentos entrañables en los que ambos intercambian conocimientos e ideas, que relacionamos con un diálogo intergeneracional.
Por otro lado, sus creadores le asignaron un nuevo rasgo: la vulnerabilidad, ya que como modelo es obsoleto, en comparación con el T-1000, limitando su capacidad para proteger a John, obligándolo a sacrificarse por él mientras nosotros como espectadores, nos conmovemos como jamás pensamos que nos conmoveríamos por él en la primera película.
Considera ahora cómo es que todas estas estrategias: seleccionar uno o dos atributos, enfatizar las asociaciones que la audiencia aporta y crear un contexto fuerte para darle profundidad al personaje, además de acentuar su sentido simbólico para explorar un tema, fueron aplicadas a la creación de los personajes secundarios y protagónicos en la película Barbie, de Greta Gerwig. Un ejercicio muy interesante para observar también, de qué manera, en el caso de la protagonista, su arco fue marcado por el paso de ser un personaje simbólico, a ir ganando rasgos y facetas para llegar a final como un personaje más cercano a lo multidimensional.
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